Caliente.mx de Hank sobresale por satisfacer a su personal durante pandemia

Es innegable que la emergencia sanitaria por la COVID-19 está transformando el entorno de los negocios y las empresas cuya forma de trabajo se los permitió tomaron la decisión de enviar a sus colaboradores a realizar sus actividades desde casa, con la finalidad de limitar la transmisión del virus. Entre las compañías que priorizaron el bienestar y salud de sus equipos, y que rápidamente tuvieron que adaptarse para continuar en operación, sobresale Grupo Caliente. La firma tecnológica propietaria de la plataforma en línea Caliente.mx, enfocada en apuestas interactivas, ajustó sus procesos para migrar a un modelo de trabajo a distancia, con éxito. De esta forma, el líder en la industria de entretenimiento se organizó con eficiencia para permanecer en la modalidad de home office al dividir a sus 150 colaboradores en dos bloques y garantizarles que conservarían su estabilidad laboral, de cara a los efectos que ha provocado la pandemia. Esta buena práctica estuvo respaldada por el seguimiento puntual a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que las personas pudieran adecuar sus espacios en casa, con el objetivo de desempeñar sus funciones al dotarlos del mobiliario y equipo electrónico suficiente para cada departamento de la empresa. También ofrecieron una compensación extra para su talento humano, la cual pudieron destinar en caso de una emergencia de salud o para abonar al total de los gastos de los servicios en sus hogares e igualmente activaron una red de apoyo para los casos de COVID-19 que se presentaron entre sus empleados. Al considerar que los colaboradores son la base del éxito de la plataforma Caliente.mx, otra de las prioridades ha sido el equilibrio entre la vida laboral y personal durante el confinamiento, por lo que la iniciativa de la compañía fue ofrecer sesiones en línea de yoga, meditación y acondicionamiento físico, así como torneos de FIFA, catas de vino, noches de bingo y otras actividades recreativas. Artículo original de Revista Expansión